Por Wellen de Barros (Brasil)Traducción: Mario Enrique Ceretti
Kerche, maneja una exquisita sensibilidad estética en una excelente interpretación de Tatiana. Fotos: Mario Veloso. Gentileza de Cecilia Kerche.
Kerche, maneja una exquisita sensibilidad estética en una excelente interpretación de Tatiana. Fotos: Mario Veloso. Gentileza de Cecilia Kerche.
El final de la temporada tuvo como estrella a Cecilia Kerche en el protagónico de “Onegin”, sobre la novela de Aleksander Pushkin. El célebre ballet de John Cranko y una excelente actuación de la compañía.
El principal grupo de danza de Brasil, la compañía de Ballet del Teatro Municipal de Río de Janeiro, cerró la temporada 2003, orgullosa de su máximo patrimonio cultural: sus integrantes. Encarnar a Tatiana, la protagonista de "Eugene Onegin" de Aleksander Pushkin –uno de los más importantes escritores rusos del siglo XIX–, constituye un merecido gran homenaje para una estrella del ballet brasileño de proyección internacional como Cecilia Kerche.
La obra propone a la humanidad una reflexión sobre el sentimiento y el resentimiento, el egoísmo y la generosidad, la fatalidad y el destino. La temática de este drama se apoya en la imposibilidad de escapar de un destino adverso, en las dificultades para alcanzar la felicidad y en la ambigüedad de las relaciones sentimentales entre personas destinadas al sufrimiento.
La tragedia de Tatiana se asemeja al destino cruel y fatal del propio Tchaicovski, marcados ambos por una vida en la que impera la nostalgia de una "felicidad imposible". Así, Tatiana es el espejo en el que se refleja y reconoce el compositor.
Cecilia Kerche, con su perfil de bailarina rusa, considerada por Natalia Makarova como la mejor Odile-Odette del mundo, es hoy parte de la sólida tradición del Teatro Municipal de Río de Janeiro. En las representaciones de "Onegin", no sólo la actuación de la principal protagonista fue emocionante, sino que también merecieron el nutrido aplauso del público el joven y talentoso Bruno Rocha como Lansky y Cristiane Quintan como Olga. Francisco Timbó, en el papel de Onegin, fue un ejemplo de entrega y comprensión del personaje.
Una intervención particularmente feliz fue la de Carlos Cabral como el príncipe Gremin, el noble verdadero que protege a la diva, en el pas-de-deux del tercer acto: ¡Una belleza!
El cuerpo de baile, en diagonales perfectas, ennobleció el espectáculo, con su impecable actuación. Por su parte, Cecilia Kerche revive, con su elegancia clásica, el personaje más amado por Tchaicovski. Su interpretación de Tatiana es conmovedora, de honda compenetración y su aparición al comienzo del primer acto recrea la atmósfera temperamental rusa de su personaje. En el monólogo de la carta, momento clave de este ballet, esta brasileña de corazón eslavo transmite magistralmente, a través del sueño del personaje, lo que Rudolf von Laban llamó "movimiento-pensamiento-sentimiento".
La expectativa de Tatiana en relación con el amor de Onegin, la exaltación y la melancolía, son vividas no sólo en el diseño del personaje sino también en lo que ocurre en el alma de Tchaicovski. Cecilia Kerche es naturalmente fiel a la concepción coreográfica de John Cranko, sin que se pierda el envolvente romanticismo de la música de Tchaicovski.
En el tercer acto, en el cual Tatiana revive el pasado y renuncia al futuro, constituye la culminación de la madurez de una intérprete que actualiza la fatalidad. Kerche, bailarina profundamente comprometida con su arte, maneja una exquisita sensibilidad estética que orienta su interpretación. Así, traduce magníficamente la soledad sublimada en la vida real, el amor eterno como ficción, tal como se expresan en el destino dramático de Tatiana.
Exaltación y melancolía son vividas en diferentes escenas de una obra que habla de las contradicciones del alma.
Wellen de Barros
Educada en un ambiente donde la danza y la música la acompañaron desde siempre. Estudió piano y armonía en el Conservatorio de Música carioca, e interpretación operística, historia de la ópera, historia de la música y canto lírico en Río de Janeiro. Actualmente, además de pertenecer al elenco lírico del Teatro Municipal de Río de Janeiro, es profesora en el Conservatorio de Música, donde desarrolla un proyecto de apreciación musical junto a estudiantes y universitarios. Es investigadora de danza y música, y escribe artículos para el Teatro Municipal sobre ópera, música sinfónica y ballet. Su interés por la danza la llevó a crear un proyecto de estudio e investigación sobre el arte del ballet y del canto.